viernes, 23 de octubre de 2009

Mumbai, ciudad del alma, ciudad infernal

Será porque las cosas cambian muy deprisa en esta ciudad, será porque era la una y media de la madrugada, pero me chocaron las calles de la ciudad al salir del aeropuerto, de “mi barrio”, Andheri. Vacías, sin gente durmiendo en el suelo, sin tráfico, limpias.

Ayer por mañana salí a la calle, era como si no me hubiera ido. Más una primera escena, una mujer, pelo cano, sari rosa, sentada en el borde de un contenedor de basura, con los pies colgando hacia dentro, seleccionaba tranquila cosas desechadas, quizá alimentos. El día luminoso, el aire cargado de polución, el calor fuerte pero llevadero.

Mi aparición en Creative generó caras de sorprendida alegría; reencuentros con gente que quiero. Isabel ¡me esperaba! Hablamos y hablamos, y me contó y contó. Comimos juntas. Y… pues casi subrealista, acabé yendo con ella a un entierro de un jesuita que yo no conocía. Los entierros de desconocidos son buenas ocasiones para enterrar aquellas cosas que debemos dejar ir… allí las dejé, bajo tierra.

Y quizá el mejor regalo de este primer día, la visita con Isabel a Fede Sopeña, que junto a ella, es uno de mis octogenarios favoritos. Dos personas a las que quiero, admiro y respeto muchísimo. Dos sabios, gran corazón, mucho amor. Dos seres humanos excepcionales. Su amistad, un privilegio. Me encanta ver como bromean con su propia muerte, que ya miran como viaje cercano; como misterio al que enfrentarse. Intercambio de libros, bromas, la India en estos “últimos” 60 años que han visto cambiar tanto.

Y atrás quedaron teatros, cines, exposiciones, amigos, risas, cuidados, familia, confort, buenos alimentos, clima amable, paseos, aire limpio, coche, televisión, sofá, ducha, lavadora, idioma, y tantas cosas.

Y digiero el choque del cambio escribiendo, parte para vosotros, parte para mí. Y proceso, poco a poco, estos dos meses y medio en Madrid, Valle de Arán, Sevilla y Mallorca.

jueves, 13 de agosto de 2009

Espárragos "cojonudos" templados

¡Cielos! Mes y medio de mano caída. Muchos han sido los cambios. Dejé de contaros el trasplante del arroz. De cómo me metí en el fango hasta la pantorrilla y trasplanté, una a una, las pequeñas plantitas de arroz sumergiéndolas en el fango; disfruté. Para mí fue un día de vacación; no para las diez mujeres que vinieron del pueblo a trabajar esos días, diez horas diarias, diez días, al sol, con poco descanso.
En la granja esta vez estuve 12 días y ahí cerré y regresé a Delhi. Harta, saturada, incapaz de escribir más.
En Delhi lo tomé con más calma. Sus más de 40º no invitaban a otra cosa. Últimas reuniones en Navdanya; esclarecedoras, preocupantes... Viaje a Agra de 24 horas... no podía regresar sin mi foto en el Taj Mahal, donde me encontré de frente a la que fue mi profesora de hindi en Madrid ¡increíble!
De repente un mail de las líneas aéreas. Mi vuelo Mumbai-Madrid había sido cancelado y traspasado a Delhi. Me alegró, pero decidí mantener mi viaje a Mumbai, aunque iría ligera de equipaje. Allí disfruté horrores. Cerrar donde empecé el año fue lo mejor que me pudo pasar. Isabel, Johny, Mariamma, Vidya, Sampada, Sopeña, Reetha y Lata. Conversaciones, risas, sorpresas, reflexiones compartidas, planes, abrazos... En Mumbai me sentía en mi casa india y me acogió con unos días de monzón suave que permitieron el paseo.
De vuelta a Delhi dos días. En casa de Choiti, mi compañera de piso en Mumbai que estaba estos meses viviendo en Delhi en casa de sus padres ¡Encantadores! Divertidos. También vino Manav, su ex con quien pasamos momentos fantásticos en los días de Mumbai. Hubo cenas, teatro, compras de regalitos, asistí al ensayo de la obra de marionetas que el grupo de Choiti va a representar en Linz en octubre ¡divertidísima! y... una inundación más propia de Mumbai que de Delhi, aunque solo estuve atrapada tres horas.
Sentada en el avión en el aeropuerto de Delhi, a punto de iniciar la carrera de aceleración para despegar, se me cayó alguna lágrima ¡cuanto lo había deseado en las últimas semanas!
En Barajas encendí, después de un año, mi móvil español. Tenía un mensaje de mi sobrino Íñigo "Welcome to Spain"... otra lágrima. Me recibieron mis sobrinos. Nos estrujamos en un gran abrazo. Cena en casa de mi hermano Pablo; cava y ternera en barbacoa ¡los grandes pecados!
Disfruté Madrid como nunca lo había hecho. Paseé sus calles, emocionada por su luz, sus rincones, la vida de sus calles, sus bares de tapas. Mirada de viajero pero con las ventajas de dominar sus callejuelas y rincones.
Y ya en el Valle de Arán; parientes, bosques, lagos y costumbrismo. Manta, chaqueta, botas, vinos, mercadillo, las gentes de siempre.
Hoy comimos varios, reímos a mandíbula batiente, comimos como se hace en esta tierra, y gocé, gocé enormemente de los pequeños placeres de estos encuentros humanos.
Más tarde, en el restaurante de mi primo Javier "Eth Curné" estaba El Pipa, uno de los viejos taberneros del pueblo; sentado solo; con una botella de vino, una copa llena y... cinco vacías. -¿Y esas, para quién son? -Calla, no preguntes y ya verás. La gente fue llegando, se sentaba, y él les llenaba la copa. Sobre la barra una pizarrita con algo escrito: Espárragos "cojonudos" templados.

lunes, 29 de junio de 2009

Tras un mes de silencio

Reaparezco, tras un mes de silencio... necesario. Ha sido un mes difícil, mucho trabajo, muy complicado, poca paz para la "literatura blogera"
Estos días ando por Delhi, dos semanas, mañana regreso a la granja. Delhi en junio... 43,7º de máxima y 36º de mínima, cortes de luz de una, dos, tres horas, varias veces al día, lo que se traduce en ausencias constantes de ventilador, de aire acondicionado... sudando como nunca, sin opción a refrescarse pues al agua del grifo de "fría" sale a temperatura ambiente y ¡quema! Este año el monzón se retrasa aquí en el norte y las cosechas del arroz, que se deben transplantar ahora en campos inundados, sufren. Todo es extremo en India, el calor, la lluvia... ya con ganas de ir para allá y veros a todos. Con ganas de descansar, pero con ganas de regresar a India después, probablemente a Delhi.
Y del trabajo, pues intenso y con las complicaciones de las mentes y circunstancias locales. Pero con sus cosas interesantes, siempre humanas, que hacen que todo esto merezca la pena.
En mayo participé en una Yatra conVandana, que es una marcha de inspiración en la Marcha de la Sal de Gandhi. Nos recorrimos durante tres días los valles de los Himalayas de Uttarankhan, reuniéndonos con las comunidades, informándoles de los efectos que el Cambio Climático en el que ya están/mos inmersos van a tener sobre ellos, y de alternativas posibles para independizarse de sus estragos; escuchádoles, ofreciéndonos. Me gusta, me gusta mucho ir a visitar a las comunidades. Reencuentro con algunas de las mujeres que vinieron a la Universidad de la Abuelas.

Prometo retomar el blog a partir de ahora

miércoles, 20 de mayo de 2009

Verano en Uttarakhand


Hace tres días granizó ... suerte que el trigo ya estaba cosechado y los mangos aún no han empezado a formarse. Sin pérdidas.

Ahora, y dicen que es lo normal, vivimos danzando en torno a los 40ºC arriba y abajo, más por suerte -también normal- todas las tardes cae una hermosa tormenta, de esas con rayos y truenos, y una luz hermosa, y un olor a tierra fértil.

martes, 19 de mayo de 2009

43...

Hoy amanecí y una rana saltaba por mi habitación, un escarabajo corría a esconderse y una salamandra correteaba por la pared. Por la granja dicen que son amigos de otras vidas que han venido a felicitarme el cumpleaños...

43 son los grados a los que hoy estamos; 43 son los años que cumplo

¡que barbaridad!

martes, 12 de mayo de 2009

El pergrino del agua

Maxim, un joven inglés que conocí en un curso sobre Gandhi y la Globalización en noviembre-diciembre del año pasado en Bija Vidyapeeth, ha decidido peregrinar por una causa; EL AGUA. Va a caminar durante dos meses, sin dinero en el bolsillo, confiando en las gentes cada día, para comer algo y dormir protegido. el objetivo es concienciar y comunicar la problemática, así como conseguir fondos que irán íntegros a WaterAid.
Mirar su web www.waterpilgrim.com

yo quizá me sume en algún tramo...

lunes, 4 de mayo de 2009

La auténtica riqueza se guarda en Bancos... de Semillas

Ayer domingo decidí que todos los domingos iban a ser Computer Free Days. Los dedicaría a la lectura, el paseo, el trabajo en el campo, la observación de la naturaleza, el estudio y la conversación.
Como todos los días últimamente me levanté a las cinco de la mañana, arreglé la habitación, me aseé, salí a ver el amanecer y observar los pájaros, leí un poco de la autobiografía de Gandhi, desayuné con todos, y ahí sobre las nueve de la mañana me dirigí al Banco de Semillas de la granja donde se concentra ahora todo el trabajo agrícola. Allí estaban Annand, el coordinador del trabajo agrícola de la granja; Shila, una agricultora de un pueblo cercano que viene todos los días a trabajar; Jai y Shiv, dos de los agricultores internos de la granja; y Maggi y Helene, dos voluntarias que llevan aquí un tiempo largo y que conocen bien el trabajo de la granja.
Algo tímida por mi ignorancia, me puse a observar qué hacía cada uno. En la explanada delante del Banco de Semillas había numerosos manojos de diferentes variedades de trigo y de avena. Jai tomaba uno por uno, lo pesaba, 3, 4 ,5 kilos, después sacaba una espiga y medía su longitud, y seguidamente contaba el número de granos que daba esa espiga. Annand iba tomando nota rigurosa de todo: etiqueta con el nombre de la variedad y el día de la cosecha, peso, longitud, número de granos. Después Jai pasaba el manojo a Shila, a Maggi o a Helene y ellas, con una especie de mazo de madera plano comenzaban a golpearlo a la altura de la cabeza de las espigas. Los granos se iban soltando y al terminar, la paja se tiraba a un montón que serviría para alimentar al ganado o para convertirla en abono. El grano, pasaba a ponerse en unas bandejas especiales de caña que por atrás y por los lados tenían el borde elevado y por delante estaba abierto y plano. Con la parte abierta hacia fuera y algo levantada, comenzaban a lanzar las semillas un poco al aire dejando que la paja se fuera con el viento. Me fascinaba ver el movimiento de muñecas de Shila, lo fácil que lo hacía parecer… y lo difícil que era. Otra técnica que usaba era como la de escanciar sidra, mientras el grano caía de lo alto el viento se llevaba la paja; era poesía en movimiento. Una vez limpio el grano -una cantidad equivalente a dos o tres puñados- ya estaba listo para poner en su bote correspondiente, etiquetar y conservar hasta el año que viene, cuando se volvería a plantar manteniendo así su ciclo de vida.
En el Banco de Semillas de Navdanya se conservan más de 450 variedades de arroz, 70 de trigo, y otras 1000 entre otros cereales, mijos, semillas para aceites, plantas medicinales y verduras. ¿Sabremos nosotros actuar con la misma sabiduría?
Conservar la biodiversidad, y concretamente en el campo de la agricultura, de la generación de nuestros alimentos, es apostar por una Seguridad Alimentaria y por el Futuro de la Alimentación. ¿Sabremos salir de nuestra peligrosa ignorancia y rescatar y guardar nuestras semillas autóctonas? Aquellas que llegaron a nosotros a través de miles de años de evolución, adaptadas a su entorno, a sus compañeros vegetales, animales microbianos, y al clima.
Allí, en nuestras ignorantes vidas urbanas, no vemos lo que está ocurriendo con la producción de nuestros alimentos; como estamos destruyendo ese hermoso y sólido sistema cuya fuerza reside en la complejidad de su diversidad. Luego vienen las grandes crisis –la alimentaria vendrá- , y creeremos que son inevitables, pero no lo son. Lo son si seguimos con nuestra pereza en la búsqueda y aplicación de la Vedad.