lunes, 13 de abril de 2009

Cosmo y Dorca

Ayer fue domingo de Pascua. Somos ocho los residentes en la granja de origen europeo o norteamericano, lo que en este caso quiere decir que hemos crecido en culturas de tradición cristiana y a todos nos encantaba de pequeños buscar huevos de pascua.
Cosmo, un joven inglés de 19 años, excelente músico, muy inteligente, encantador y bellísima persona (y para los biólogos añadir que es hijo de Rupert Sheldrake), y su también dicinueveañera novia, Dorca, encantadora, divertida e inteligente, decidieron no dejarnos sin nuestra celebración de pascua.
A las tres de la tarde en punto, en plena torraera (hace dos días que llegó el calor), iniciamos la búsqueda. Nos entregaron un miniperganimo enrollado, atado con un hilo rojo. Al abrirlo, un texto-adivinanza, poético y en hermosa caligrafía que me recordó a la de mi abuela Montse. Salimos en grupo en busca de ese primer lugar-acertijo: el panal de abejas. Allí, otro minipergamino atado con hilo rojo y un minipaquetito envuelto en papel de periódico y atado… con hilo rojo. El paquetito contenía un pastelito indio, el pergamino, otra adivinanza. Así fuimos recorriendo edificios y campos de trigo y mostaza hasta doce veces. En cada lugar, un minipergamino y un paquetito con un pastelito diferente. La ruta terminó abriendo la tapa del depósito de agua (en la granja se colecta todo el agua de lluvia que cae sobre los tejados y se usa para riego). Allí, pues flotaba un pequeño y extraño invento, hecho de bambú y tiras de hojas que habíamos visto hacer a Dorka durante varios días y que nos tenía a todos muy intrigados. La celebración, como no, acabó con chai y pastelitos.
Ayer fue un domingo hermoso.

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