jueves, 25 de septiembre de 2008

La semilla del cambio II

Hace ya más de tres décadas, una mujer, Isabel, enérgica, comprometida, inteligente y noble, llegó a Andheri East, un barrio de Mumbai en el que, como en tantos otros, había, y hay, grandes extensiones de lo que aquí se llaman slums, que son enormes barriadas de chabolas hacinadas sin ningún tipo de servicio. Viendo y viviendo todo aquello comprendió que sólo yendo allí a vivir entre esta gente, como una más, podría llegar al corazón del problema y de estas gentes. Durante diez años vivió en una pequeña habitación, sin agua, sin electricidad y sin baño. Todos los días hacía interminables colas para llenar un barreño de agua. Con esta agua se lavaba, luego lavaba la ropa y finalmente los cacharros y la habitación. También tenía que hacer cola para usar la letrina comunitaria, viviendo como cualquier otra mujer de la colonia, el riesgo que eso suponía. Ella cuenta ahora que fueron sin ninguna duda los años más felices de su vida.

Al principio quiso hacer algo para ayudar a los niños de la colonia, que no asistían a la escuela y no estaban ni mínimamente alimentados ni cuidados. Junto a una organización social de la zona crearon un espacio extraescolar en el que los niños podían ir, vivir como niños, comer y tener algo de educación, dependiendo de su nivel de partida. Una vez al mes organizaban una reunión con las madres para contarles el avance de sus hijos e hijas y así de paso reforzar la conciencia de la importancia de la educación. Fue en estas reuniones en las Isabel, poco a poco, pudo ir sabiendo de los problemas y dolores de estas madres. Muchas, muchísimas, tenían varios hijos, ningún ingreso y en muchos casos maridos en paro, alcohólicos que las maltrataban. Ellas, con la autoestima por los suelos, débiles, analfabetas y sin ningún entrenamiento en ningún arte u oficio. Isabel decidió entonces que había que hacer algo como fuera. Estamos en 1984.

Comenzó con dos mujeres. Isabel tenía ciertas habilidades en costura; sabía hacer muñecos, peluches, etc. No pasó mucho tiempo cuando la cosa empezó a dar sus frutos. Las tres estaban de “subidón”. Al poco más mujeres quisieron unirse a ellas.

Diez años después habían crecido tanto en número, producción y venta que había que, por un lado constituirse como organización, y por otro buscar una cabeza que supiera ya dirigir todo eso. En 1997 se dio de alta la ONG india Creative Handicrafts, ubicada en Achanak Colony.

En agosto de 2006, durante el periodo de lo que eran mis vacaciones de verano, me vine por primera vez en mi vida a India. Del aeropuerto directa a la sede de Creative Handicrafts. Ese día algo importante ocurrió y no me di cuenta. Estuve todo el mes en la organización. Nada de viajes a conocer India, ni siquiera Mumbai pues el monzón era tan fuerte que no permitía moverse por la ciudad. Fue un mes muy intenso, agotador… muy feliz.

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